
Se cuenta que, en 1845, rumbo al exilio, Domingo Faustino Sarmiento escribió con carbón sobre una piedra en la Cordillera de los Andes una frase en francés: "On ne tue point les idées" (Las ideas no se matan). Aquel fue un llamado a resistir la barbarie,advirtiendo que aunque se persiga al pensador, el pensamiento permanece intacto, esperando su momento para volver a florecer.No se trata de restaurar nostálgicamente los viejos relatos.Se trata de forjar un nuevo metarrelato, dialéctico y espiritual, que tenga en su centro la empatía con el otro y el bien común.
















