
En la compleja y silenciosa batalla que libra nuestro cuerpo cada día contra invasores invisibles, el sistema inmunológico se erige como nuestro guardián más fiel. Es como un ejército de precisión milimétrica, compuesto por billones de células soldado, generales y mensajeros, entrenado para distinguir sin vacilar a los atacantes externos. Pero ¿Qué sucede cuando este ejército perfecto falla y , en un devastador caso de "fuego amigo", vuelve sus armas contra los mismos órganos y tejidos a los que debe proteger?